lunes, 16 de enero de 2017

LA RENDIJA


¿Les ha pasado alguna vez que dejan entreabierta una puerta o una cortina por algún motivo no pueden dejar de voltear a ese pequeño espacio oscuro, como que alguien o algo les “jala” la mirada?

Es  parecido al juego de el voyeur el cual consiste en entreabrir la puerta de un cuarto oscuro y sentarse dando la espalda a la rendija, dicen que después de un rato el voyeur estará mirando y se acercará a ti, después de un rato se aburrirá y saldrá de la habitación pero no debes, por ningún motivo tratar de voltear, pues dicen que es peligroso, nadie lo ha visto y quienes han jugado el juego y rompen las reglas no viven para contarlo, cuando en un post en Internet leí este juego recordé que hace varios años navegando por la red me encontré con un articulo demasiado viejo como esos que se escribían a finales de los noventas cuando aún no todos tenían Internet y las paginas eran más texto que imágenes, recuerdo haber leído que hay un espíritu que se apodera de las rendijas oscuras, es decir si alguien deja mal cerrada una puerta, un cajón, o una cortina hay un fantasma que quiere mirar por ahí, mejor conocida como la ventana de los fantasmas.



Me pasó varias veces cuando dejaba  entreabierta la puerta del clóset  y por alguna extraña razón no podía dejar de mirar la rendija, me pasaba también cuando no cerraba bien un cajón, sentía o mi imaginación me jugaba malas pasadas y parecía que si me asomaba dentro iba encontrar unos ojos mirándome tétricamente;  viví con esto mucho tiempo  hasta que una noche me quedé terminando unos pendientes del trabajo, bien dicen que no hay que trabajar más de la medianoche pero estaba segura que a las doce y media ya estaría todo terminado, mi clóset estaba cerrado y fui hacia él para cambiar mis lentes de contacto por los de armazón, terminé y seguí con el trabajo ya pasados quince minutos algo me hacía voltear hacia el clóset específicamente a la rendija abierta de aproximadamente quince centímetros me quedé petrificada y un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal, como pude me armé de valor y me acerqué para cerrar por completo la puerta y mi peor pesadilla se había hecho realidad, estaba ahí, no me lo podía creer era una cara completamente blanca y unos ojos completamente negros, con una sonrisa de lo más tétrica que te puedas imaginar, una sonrisa entre forzada y fingida que combinada con esos ojos mirándome de lado bien pudiera pasar como un screamer de la película de terror que más te haya asustado;  cerré lo más rápido que pude, claro que esto no podía ser científicamente posible y se lo adjudiqué a mis malas y pocas horas de sueño me dije esto no está pasando esperé unos segundos y  volví a mirar dentro del clóset  todo estaba normal, sabía que todo eso había sido por una mala racha de descansos así que me fui a dormir.

A la mañana siguiente salí tarde como de costumbre  para el trabajo, todo el día estuvo bastante tranquilo yo diría que era una tranquilidad fuera de lo normal, pero eso no me detuvo para seguir con mis quehaceres del día, ya pasaban de las seis de la tarde,  yo seguía pegada a la computadora pues quería terminar el informe que mi jefe me había encargado y no me quería llevar trabajo a casa pues tenía planeado ver una película online, comprar palomitas, helado, chocolates y comer hasta hartarme al fin que mi roomie estaba de vacaciones y tenía la casa para mi sola.

Después de veinte minutos de arduo trabajo  terminé el informe y salí lo más rápido que pude para llegar a casa y poder descansar, pasé a comprar los víveres, pero al llegar al edificio en donde está mi departamento no había luz, para variar, seguramente alguien había hecho corto circuito y todo el edificio se quedó en tinieblas, adiós película online, si teníamos suerte la luz estaría llegando  después de las tres de la mañana, así que tendría que llegar y jugar uno de tantos juegos descargados en mi celular hasta que el sueño me venciera, mientras subía las escaleras sentía el ambiente pesado como cuando un lugar se queda solo por mucho tiempo y de repente alguien se aventura a explorarlo  tuve que usar mi celular con la función vídeo para encender el flash y usarlo como linterna para poder mirar donde iba, y evitar chocar con algún vecino ya que había bastantes de la tercera edad que cuando se iba la luz se paseaban por los pasillos con sus velas como almas en pena, pero no había nadie, parecía que el edificio estaba desierto no se escuchaban ruidos de ningún tipo, solo el eco de mis pasos subiendo las escaleras así que me encaminé lo más rápido posible pues ya quería llegar a mi casa y me faltaban unos tres pisos por subir.

Por fin llegué al piso seis que es donde se encuentra mi departamento, ¡uf! Sentía que no llegaba hasta estaba dudando en comerme el helado y en vez de eso empezar una rutina de ejercicios, estaba pensando todo eso cuando al fondo del ala derecha del edificio estaba lo que parecía un niño como de tres o cuatro años aproximadamente, muy quieto, me asusté pero pensé habrá sido el hijo de algún vecino que está asustado y quedó en shock con el apagón, entonces alumbrando con la función vídeo del móvil  me acerqué a él llamándolo y preguntando si estaba perdido, cuando estaba a un metro de llegar el niño giro la cabeza y me miró pero sus ojos eran negros completamente, me asusté y corrí lo más rápido que pude,  escuché un lamento de lo más desgarrador que te puedas imaginar, como entre sollozos con eco y carraspera como cuando se aclara uno la garganta, se me erizó toda la piel.
Llegué a la puerta de mi departamento y como si fuera una película de terror en la que el fantasma se va acercando y la protagonista no puede abrir la puerta incluso se le caen las llaves cuando el fantasma está muy cerca; yo seguía escuchando los lamentos y como pude abrí la puerta, entré y me sentí segura, pero esa seguridad me duró poco pues al alumbrar todo mi departamento me di cuenta que todas las puertas, cajones incluso las cortinas estaban entreabiertas, era como si alguien se hubiera tomado el tiempo de medir con exactitud cada rendija y dejarla abierta; pero como siempre el cerebro nos juega malas pasadas justamente empecé a recordar la frase que decía “las rendijas son ventanas para los fantasmas” “hay un fantasma que quiere mirar por ahí” mientras escuchaba este eco en mi cabeza me quedé paralizada, por más que yo quería dar un paso mis piernas no respondían y no podía dejar de mirar cada una de las rendijas que estaba ahí, que alguien o algo había dejado así a propósito o tal vez yo en mi desvarío las había dejado abiertas sin darme cuenta porque tenía la mala costumbre de no cerrar los cajones o las puertas  cuando las usaba pues decía  para que lo cierro si lo volveré a abrir, y ahora por culpa de esto me sentía observada  por innumerables ojos que se vislumbraban en cada una de las rendijas y cada vez no eran solo ojos sino rostros que salían lentamente de las rendijas deformándose y después ya no eran solo rostros sino cuerpos que poco a poco flotaban hacia mí, lamentos, sollozos, había fantasmas de todos los tamaños y formas que sonreían tétricamente con sus miradas fijas  en mí, lo único que hice fue gritar y cerrar los ojos, esperando lo peor.


Debí gritar como cinco minutos y parecer una loca en medio de la sala con los ojos cerrados cuando  abrí los ojos pensando que seguiría “alucinando” en la oscuridad, alguien tocó la puerta y me preguntó si todo estaba bien, justo en el momento que me acerqué a abrir llegó la luz y pude ver que era mi vecino de enfrente que había escuchado el grito y salió para ver qué pasaba le comenté que había creído ver una rata y se ofreció a revisar toda la casa incluso a llevar a su gato unos días por si encontraba algo, lo invité a tomar una taza de café y platicamos hasta medianoche, me dejó a su gato Gizmo para que me sintiera más segura estando sola, ya pasaron varios días desde mis “alucinaciones” y le platiqué nada a mi vecino pues pensará que estoy loca, así que me he decidido en cerrar muy bien todos los cajones, puertas y cortinas incluso a algunos les puse un candado para que no me vaya a pasar lo de la otra vez.

Mi vida se ha tornado algo tranquila desde que mi roomie llegó de sus vacaciones, a veces organizamos juegos de mesa con mi vecino y sus amigos, una noche estábamos jugando y mi amiga sacó unas cartas de póker del cajón de la alacena, yo no me había dado cuenta que no lo cerró bien hasta que por alguna extraña razón algo me “jaló” la mirada hacía la alacena y ahí estaba nuevamente “la rendija”, pedí a mi amiga que cerrara el cajón disimulando un poco el miedo, a lo que ella me contestó en tono de broma –no te preocupes, deja que el fantasma nos observé tal vez le haga falta diversión- solté una risa nerviosa y hacia un esfuerzo sobrehumano por no mirar, pero no podía, hasta que Gizmo, el gato que me prestó el vecino se subió a la alacena y se quedó justo arriba del cajón que estaba entreabierto, cuando vi esto sentí una tranquilidad, por primera vez entendí a lo que se refería la gente cuando decía que un gato te ayuda a ahuyentar a los malos espíritus desde ese momento ya no sentí miedo, ahora Gizmo ha formado parte de la familia y el vecino adoptó otro gato que de vez en cuando viene a visitarnos los fantasmas bien pueden venir además sé que alguien los ahuyentará.

By LenguaNegra


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